Nada mas salir del ascensor, y a nuestra izquierda, se encuentra otro de nuestros escondites(así es como le gusta llamarlo a Daniel, su protagonista),de nuevo nos encontramos con una aprovechada distribución, espaciosa cocina, hecha de una rugosa madera con llamativas vetas negras, que junto con un ochentero empapelado en la pared del salón y los forjados laminados que acompañan a La Quimera en todas sus estancias, nos embarcaran en otra época.
mediante un corto pasillo, y dejando a la derecha un cuadriforme, y muy aprovechado baño con todos sus complementos, espejo aumento, espaciosa ducha, secador.....y olorosos jabones. Entramos en su dormitorio,.....con una claridad que junto a su luminaria y tonalidades nos seguirá manteniendo en esa época en la que esos jabones que disfrutaríamos nuestro baño.....habrían sido elaborados en los fuegos que regentaban las antiguas cocinas de nuestros pueblos